Hace poco di con este interesantísimo chicle, el cual hubiera sido sin duda mi favorito de haber existido en mi niñez, por sugerente y estimulante: Camel Balls.

COJONES DE CAMELLO

O lo que viene siendo lo mismo: cojones de camello. Sí, sí, lo reconozco, mi nivel de inglés es infartante. La verdad es que, os lo concedo, me he ayudado un poco observando detenidamente la ilustración del envoltorio: un camello visto desde la retaguardia, mostrando un primer plano de su saco escrotal.

Si no los habéis tenido en vuestras manos os preguntaréis qué forma tienen… Voilà:

COJONES DE CAMELLO

Reproducen con esmero un auténtico testículo de camello (vaya, o por lo menos, mi imagen mental figurada del mismo. No he tenido el gusto de ver uno de forma empírica). Como sea, el producto se muestra sorprendentemente leal a sí mismo.

Y os preguntaréis ahora…¿a qué sabe?

…pues, gracias a Dios, a chicle.